Cubrir un partido de la NBA como prensa, y en una fecha tan simbólica como el 31 de diciembre, fue una experiencia que mezcló nervios, adrenalina y una sensación de estar exactamente donde siempre había soñado.

El escenario: el TD Garden de Boston. El enfrentamiento: los Celtics contra los Raptors. Y para sumar intensidad, era mi primer partido como miembro acreditado de la prensa. Desde el momento en que llegué al estadio, la magnitud del evento me golpeó.

La ciudad, envuelta en el frío invernal y la energía de las celebraciones de fin de año, estaba vibrante. Al ingresar con mi credencial colgando del cuello, me sentí parte de algo inmenso. La seguridad fue estricta, pero el personal fue amable, guiándome hacia la sala de prensa.

Allí, un ambiente de concentración y profesionalismo dominaba la escena. Periodistas de diversos medios, algunos escribiendo frenéticamente, otros discutiendo estrategias o repasando estadísticas, y un par ya tomando café, creando la atmósfera perfecta para lo que venía.

En mi puesto asignado, con una vista inmejorable de la cancha, desplegué mi laptop y mis notas. Antes de que comenzara el juego, hubo tiempo para socializar. Conocí a periodistas de larga trayectoria que compartieron anécdotas e incluso consejos para mantener la objetividad y aprovechar cada instante.

Alguien mencionó que cubrir partidos en fechas como esta puede ser un reto, ya que la celebración de fin de año muchas veces se traslada al vestuario, y la cobertura se extiende más de lo habitual.

Cuando los jugadores salieron al calentamiento, mi pulso se aceleró. Ver a Jayson Tatum, Jaylen Brown y a Scottie Barnes practicar sus tiros a pocos metros de distancia fue surrealista. Luego de los himnos y las presentaciones, el partido comenzó.

Los Celtics dominaron el primer cuarto, pero los Raptors respondieron con fuerza. Cada jugada, cada bloqueo, cada triple generaba una reacción electrizante en el público. Mi labor, entre tanto, era mantenerme enfocado en los detalles, tomar notas precisas y estar listo para cualquier declaración posterior.

El medio tiempo fue una oportunidad para explorar los pasillos del TD Garden. Me encontré con figuras del mundo del deporte, desde analistas reconocidos de la NBA hasta ex jugadores. En ese breve lapso también entendí que este trabajo implica mucho más que escribir: es conectar, escuchar y aprender.

El partido ya se había decidido antes del último cuarto, pero la gente lo sentía como si estuviera peleado. Los Celtics se llevaron la victoria, y el estadio explotó en euforia. La cobertura no terminó con el pitazo final.

En la rueda de prensa, tuve la oportunidad de hacer mi primera pregunta, algo que me llenó de orgullo y alivio. Mazzulla habló sobre la importancia de cerrar el año con una victoria y mencionó el apoyo inquebrantable de los fanáticos.

Salí del TD Garden contento, por la experiencia y por la oportunidad que viví en una fecha tan especial. Las calles estaban llenas de celebraciones, pero yo llevaba una satisfacción personal que superaba cualquier festejo.

Cubrir este partido no solo fue un sueño hecho realidad, sino el comienzo de una aventura en el periodismo deportivo. Cada jugada y cada interacción quedaron grabadas en mi memoria como un recordatorio de que las primeras veces siempre tienen un sabor especial.

Artículo: Matías Naidich | Redactor de UCU y productor de Camino al Garden
Foto: Getty

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