Foto: FIBA
Por: Fernando Torok

LeBron James, Kevin Durant y Stephen Curry. Tres jugadores que rápidamente pueden ser reconocidos como de los mejores de la historia, sin importar el orden. Uno es comparado con Michael Jordan -más allá de quién es mejor-. El segundo es uno de los anotadores más completos de la historia y el hombre con más oros olímpicos en el básquetbol. El restante, el gran líder de la revolución del triple.

El trío no sólo fue importante para Estados Unidos en la obtención del oro, sino más bien que fue la razón diferencial por la que la potencia histórica se impuso.

El equipo de Steve Kerr llegó a estar 15 puntos por detrás sobre el cierre del tercer cuarto frente a Serbia en semifinales. Ahí la rotación se achicó: Curry, Durant, James, Joel Embiid, Bam Adebayo y Devin Booker fueron los seis que jugaron.

Después de una era marcada por el dominio y las diferencias abultadas norteamericanas, necesitó de tres históricos y un pivote nacionalizado para sacar diferencia. Obvio, eso poco importa cuando terminás en lo más alto del podio.

Curry pasó de promediar 8,4 puntos entre los primeros cuatro partidos a 37 en semis y 24 en la final. Todo esto obviando que cuando el encuentro decisivo estaba parejo en el cierre (82-79, 3 minutos por jugar), se decantó para el lado norteamericano con cuatro triples en fila del 30 de los Warriors.

El cierre de París 2024 hizo delirar al fanático del básquetbol. Fue el deporte en su máxima expresión. Había un claro favorito, pero estaba la chance de una verdadera hazaña. El tiempo cambió y eso quedó demostrado en el parqué del Bercy Arena. También, abrió una incógnita: “¿Estados Unidos está por perder su hegemonía?”.

17 oros olímpicos y cinco en fila. 26-1 en partidos de cuartos, semifinales y finales en Juegos Olímpicos. La mancha de Atenas 2004 -aquel momento sagrado del básquetbol argentino- obligó a un mayor compromiso. Desde el bronce en las cercanías al Monte del Olimpo, tan sólo una derrota (Francia en el debut de Tokio 2020) en cinco torneos. Estadística clara que habla de su dominio en la competencia.

Pero también hay otras estadísticas, que permiten abrir el debate. Entre los últimos 10 años, Estados Unidos ganó dos Mundiales de los siete posibles. Turquía 2010 tuvo a Kevin Durant con tres años de experiencia en la NBA. España 2014, encabezado por Curry y con una victoria ajustada sobre Serbia en la definición. Cuando el trío se ausentó a China 2019 (7°) y Japón-Filipinas-Indonesia 2023 (4°), no se metió en el podio e incluso tuvo actuaciones históricamente negativas.

A esos números se le pueden añadir otros. Los últimos seis MVPs de la NBA (Giannis Antetokounmpo -por duplicado-, Nikola Jokic -por triplicado- y Joel Embiid) son extranjeros. Curioso el caso de Embiid que nació en Camerún, parecía decidido a representar a Francia (el rival de la final) y terminó decantándose por Estados Unidos. A su vez, antes del partido ante Serbia, señaló que planea representar a su Camerún natal en el próximo proceso olímpico.

Los dos que más chances tienen de ‘debutar’ en la 2024-25 también son extranjeros: Shai Gilgeous-Alexander (Oklahoma City Thunder – Canadá) y Luka Doncic (Dallas Mavericks – Esloveno).

Hay que añadirle que cuatro de los cinco jugadores del quinteto ideal de la 2023-24 fueron extranjeros. ¿El estadounidense? Jayson Tatum, quien prácticamente no jugó para Kerr. Tras el torneo argumentó no estar seguro de representar al país en Los Ángeles 2028. La tendencia en este rubro no es nueva: de los últimos seis quintetos ideales, hubo mayoría de ‘foráneos’ en cuatro de ellos.

La lista puede seguir y hacerse interminable. ¿Los últimos dos elegidos con el número 1 del Draft? Franceses (Víctor Wembanyama -clave en la chance de hacer historia en París 2024- y Zaccharie Rissacher). ¿Defensores del año en los últimos siete años? Cinco para extranjeros (4 de Rudy Gobert y 1 de Giannis Antetokounmpo). ¿El último campeón mundial U19? España, con Estados Unidos fuera del podio. Incluso hasta Toronto Raptors, el único equipo canadiense de la NBA, salió campeón en la última década con cuatro jugadores claves de otros países (Pascal Siakam, Marc Gasol, Serge Ibaka y OG Anunoby).

Estados Unidos seguirá siendo la máxima potencia de este deporte hasta que el escenario mundial realmente cambie. Es el país que más invierte en la disciplina. También el que tiene a más personas practicándolo. Cuenta con el biotipo, el talento y la estructura para seguir desarrollando a los mejores. Todos quieren jugar en la NBA -siempre y cuando sean considerados para ser parte de una rotación-.

Entonces, ¿por qué se emparejó? Porque las potencias no estadounidenses mejoraron su ‘juego FIBA’ (más táctico y orientado al juego colectivo) con el desarrollo de habilidades norteamericano. Por eso Francia se proyecta como una potencia con no menos de 20 jóvenes (Wembanyama a la cabeza) como los talentos más llamativos de la próxima generación. Por eso la proyección del Draft 2025 asevera que hay cinco jóvenes no estadounidenses que podrían estar en el Top 10.

El juego, como el planeta, se globalizó hace rato. Estados Unidos posiblemente presente a lo mejor que tenga cuando sea local en Los Ángeles 2028. Pero no podrá dormirse, porque (en su óptica) ‘el resto del mundo’ ya le avisó que le puede jugar de igual a igual. Y ahí no tendrá a Curry, Durant y LeBron como sus ‘Avengers’ para que lo salven.