Este jueves, la NBA nos brindó una de esas jornadas épicas, en lo que todo parece sacado de un guion. Uno de los actores fundamentales de esta obra fue Nikola Jokic que, con un triple casi inverosímil, logró que los últimos campeones se lleven la victoria en su visita a San Francisco, donde vencieron a los Warriors por 130 a 127.
La noche no parecía sencilla para los Nuggets. Los de Colorado se vieron abajo en el marcador durante buena parte del partido, logrando remontadas esporádicas que volvían a ponerlos en juego. Una racha por acá, otra por allá, lograron mantenerse en juego con menos de siete minutos en el reloj.
La defensa sobre Stephen Curry jugó un papel importante, por supuesto; mientras del otro lado Aaron Gordon, ya recuperado de su lesión, lideró al equipo en el sector ofensivo. Sus 30 puntos y 9 rebotes fueron fundamentales, pero se vio opacado por el que se llevaría los flashes. Como no podía ser de otra manera, Nikola Jokic terminó como el abanderado del equipo: 34 unidades, 9 tableros y 10 asistencias para acariciar un triple doble.
La historia igualada en 127 puntos por lado, con apenas 3 segundos en el marcador. Los Warriors, y gran parte del público presente, ya pensaba en los cinco minutos del suplementario, tratando de volver a dominar el marcador como lo había hecho durante gran parte del juego. Pero no era opción para el último MVP de las finales de la NBA.
Jokic tomó la responsabilidad del último lanzamiento. Aprovechó una defensa que no fue todo lo presionante que podría y encontró ese segundo de ventaja para tomar un tiro lo suficientemente cómodo. Para hacer todo aún más épico, la chicharra sonó cuando la pelota todavía estaba en el aire. Matar o morir.
Los fanáticos de los Warriors se quedaron con las manos vacías. Pero ni eso permitió no lanzar algún elogio al serbio, que se apunta como uno de los mejores de esta fase regular.
Foto: NBA