Estadísticas de nuestro básquetbol: los números no cierran

¿Cuál es el impacto de la ausencia de estadísticas fiables en el básquetbol nacional?

Imaginate que en tu trabajo, de la noche a la mañana, se perdió todo lo que hiciste en el día a día. Que cada cosa que realizás no deja registro alguno. Que de tus tareas, de las cuales dependen las evaluaciones de tus superiores, acciones de otros colegas, decisiones de proveedores, gerentes, etc., no hay ni un solo dato. Que aquello que fluía de manera natural hoy requiere un trabajo artesanal para reconstruír el pasado reciente de todo aquello que te tomó tiempo y esfuerzo.

Algo así ha ocurrido con las estadísticas de nuestro básquetbol, no sólo de la máxima competencia, nuestra querida Liga Nacional, sino también de otras competencias de real interés como la Liga Argentina, Liga Femenina, Liga de Desarrollo y demás torneos bajo el ala de la CAB-AdC (es tan difusa la diferencia entre ambas entidades desde hace unos años que hasta cuesta deslindar a una de las responsabilidades de la otra).

Contar con estadísticas de los partidos no es un mero registro numérico. No es un simple “bueno, no hay datos del partido, mala suerte” sino que detrás hay un impacto enorme en la competencia. Las estadísticas de cualquier liga son ni más ni menos que el DNI del torneo. La forma ineludible de identificar cada jugador, entrenador, equipo. La ausencia de las mismas implica un impacto negativo en varios estamentos que intentaremos enumerar para entender la gravedad del asunto. Pero antes, debemos contextualizar el inicio del problema.

Argentina adoptó, desde hace ya muchos años, a FIBA LiveStats como su proveedor estadístico oficial. La empresa que brinda los servicios de Live Stats y de FIBA Organizer es Genius Sports, que no sólo se ocupa de las competencias de clubes, sino también de las continentales y ecuménicas en todos sus niveles: formativas y profesionales. En octubre de 2022 nuestra Liga Nacional comenzó no sólo con un nuevo acuerdo televisivo, sino también con otro proveedor estadístico; quien se encargó desde esa fecha de “brindar” números de todos y cada uno de los partidos fue IMG Arena. Esta empresa, con sede en Gran Bretaña, duró lo que un suspiro: tras no sólo las quejas de los protagonistas, sino también de los aficionados y de la prensa en general, se adoptó hace unos meses a GES Deportiva, una compañía española que cuenta mayormente con ligas regionales de España, más las federaciones nacionales de Uruguay, Bolivia y Venezuela (además de Febamba) como sus clientes más renombrados.

Lo llamativo es que FIBA Stats era un servicio a costo cero, a diferencia del que brindó hasta su baja IMG Arena. ¿Qué lleva a un organismo a cambiar un sistema estadístico probado a nivel mundial y que funciona eficientemente a otro que tiene cargo, que no fue testeado y que, incluso, ni siquiera se tomó el tiempo de capacitar a sus operadores locales?



Contextualizado el inicio del problema, hablemos de sus consecuencias. En la ausencia, ineficacia, escasez de estadísticas fiables se esconden muchos más problemas que los que se pueden advertir con sólo la inexistencia de las mismas.

Consultado un jugador de primera división, protagonista de larga trayectoria en nuestra Liga Nacional, nos cuenta que “nos afecta en un montón de cosas. En lo personal, afecta en mi currículum, porque la mayoría de los clubes, tanto en Argentina como en el exterior, la primera información que buscan son las estadísticas que tuviste en tu último club o en tus últimas temporadas para contratarte”.
Además, apunta a algo que no siempre se señala: el desarrollo. “Si bien uno tiene noción de qué es lo que hace bien o mal en los partidos, las estadísticas siempre ayudan a puntualizar bien a la hora de mejorar. Tampoco tengo información de los rivales a los que voy a enfrentar como para hacer un scouting más preciso”. Con este mismo enfoque, además cuenta que “normalmente uno hace un balance al final de temporada y revisa la estadísticas que tuvo para poder planificar un trabajo en el receso, y así hacer foco en los números que uno quisiera mejorar o mantener.” Por último, cierra diciendo: “En un deporte que cada vez se analiza más todo, en el que cada vez hay más información e imágenes, acá tenemos cada vez menos de todo”, en un claro deseo de mejorar en todos los aspectos nuestras competencias.

En la misma dirección un entrenador de larga y probada carrera en nuestro básquetbol profesional nos apunta: “Con el cambio en el sistema de estadísticas surgieron muchas dificultades para los que trabajamos con este tema. La primera, y quizás la más importante, es la poca fiabilidad de los datos. Son constantes los errores, la falta de algunos indicadores y las inconsistencias entre las estadísticas y el juego. Esto lleva a que se desvaloricen ciertas métricas que podrían ser tenidas en cuenta en otro contexto.”
En segundo término, el mismo apunta que “la falta de un sitio donde se vean reflejadas las estadísticas acumuladas de los equipos conlleva un trabajo mucho mayor a la hora de preparar estadísticas de cualquier equipo o jugador, y no permite el seguimiento de las competencias de una forma rápida y sencilla.”

Además, este prestigioso entrenador va un paso más allá en cuanto a la necesidad de algunos datos que, claramente, no ha solucionado el cambio de proveedor estadístico y que sería bueno resolver: “Podríamos mencionar también la escasez de las métricas con las que cuenta la nueva plataforma, teniendo que calcular de manera particular datos elementales para el juego como son las posesiones por partido, los puntos por posesión o la eficiencia ofensiva y defensiva entre otras. Aunque tampoco estaban en la plataforma anterior, considero que son ítems sencillos de sumar y realmente útiles para cualquier cuerpo técnico. Sumado a esto, se han eliminado algunos rubros interesantes como son los puntos desde la banca, los puntos en ataque rápido o en la pintura (algo que sí encontrábamos la temporada pasada).”
Para cerrar, nos marca que “a mi parecer, el nuevo sistema lejos de venir a solucionar algunos inconvenientes que tenía su antecesor trajo consigo no solo nuevos problemas, sino también un cúmulo de errores que no existían previamente y que perjudican a los cuerpos técnicos, los equipos, y la afición en general.”

El impacto no sólo salpica a protagonistas directos. También a otros que, con la carencia de números confiables, ven afectados sus trabajos. Un representante de extensa trayectoria con jugadores y entrenadores de nuestra liga nos marca que “todo representa un problema. Al carecer de estadísticas fiables, debemos acudir a sitios como Latinbasket, que no es un dato oficial, no conocemos acerca de su proceder a la hora de recolectar la información y si lo que estamos consultando se ajusta a la realidad o no. Las estadísticas de un profesional, en este caso un jugador de básquetbol, forman parte de su hoja de ruta en el campo rentado. Así como los videos lo son, el contar con un historial actualizado de sus actuaciones es parte del ABC para negociar una vinculación con un club, un nuevo contrato o la renovación con un equipo.”

La última pata de afectados es la de los proveedores de estadísticas. Emprendedores que desde hace un tiempo han comenzado a trabajar en nuestro país brindando servicios de estadísticas avanzadas a equipos y entrenadores a fin de contar con más y mejores números de nuestras competencias, de forma tal que los cuerpos técnicos y sus jugadores tomen las mejores decisiones posibles dentro de la cancha. El no contar con números fiables les ha provocado, de acuerdo a lo relevado por UCU, la baja de varios contratos y verse obligados a volcarse a torneos de otros países al no poder brindar un servicio de excelencia.

En todos los testimonios recabados para este informe, hay un común denominador: no hay un solo nombre propio. Los protagonistas no quieren quedar pegados con alguna crítica a una dirigencia que parece ponerle mucha energía a evitar las mismas y acallar voces, pero demuestra poca dedicación a la hora de solucionar los inconvenientes que se muestran día a día no sólo con las estadísticas. Nuestra función es visibilizar los problemas, jamás en casos así poner el nombre de un laburante que no es más que eso, un laburante, y que ve que por problemas ajenos a él no tiene todas las herramientas para desarrollar su labor de manera óptima y que, además, hasta lo amedrentan cuando se queja.

Ojalá en breve se solucionen estos inconvenientes. Por el bien del básquetbol argentino, por quienes necesitan esta información, y porque haya alguien que cuando se levanta la mano para observar algo, no lo tome como una amenaza a su status quo, sino como lo que corresponde hacer en un microclima en donde varios de sus integrantes aspiran siempre a más.

Javier Juarez | Twitter: @javierdm101

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