A medida que la llega la definición de la Temporada 2022 de la WNBA la norma de priorización comienza a sonar más fuerte entre las franquicias y las jugadoras. La regla estipula que: las jugadoras con contrato deberán estar en la fecha señalada por la franquicia para comenzar el training camp y en caso de no presentarse, cada día de entrenamiento perdido supondrá un descuento del 1% del salario total de la jugadora. Ahora bien, si esta ausencia se alarga hasta el primer día de la temporada o hasta el 1 de mayo, dependiendo de la fecha que llegue antes, el contrato quedará automáticamente suspendido esa campaña.
Esta regla limita a aquellas deportistas que, durante el extenso receso que tiene la liga estadounidense, viajan a Europa para jugar en los diversos torneos que se disputan entre octubre y junio. Ya en la temporada 2022/23 el viejo continente sufrió la baja de varias jugadoras, pero en 2023 podría ser la WNBA quien sufra las consecuencias de su propia regla. «Creo que necesitamos hablar sobre la priorización. Es uno de los puntos que más separan a las jugadoras y la organización (WNBA). Muchas jugadoras van a ir a Europa. Al principio de la temporada WNBA no eran tantas, pero han empezado a firmar muchas. Y esto va a afectar«, aseguró Breanna Stewart en al rueda de prensa tras el último encuentro de Seattle en los Playoffs.
Cabe aclarar que esta norma tiene excepciones para las rookies, así como también para las jugadoras que se desempeñem em torneos con selecciones o presenten algun motivo familiares de causa mayor. Sin embargo, la norma es clara en el primer de los casos que solo podrán perderse dos semanas de entrenamientos y deberán estar de vuelta 48 horas después de que su país termine de disputar la competencia.
En la misma rueda de prensa Gaby Williams le sumó un condimento interesante a la discusión al comentar: «Aquí (EEUU) no gano lo que gano en Europa. Mi calendario allá no está cerrado porque depende de los playoffs, pero me gustaría volver a la WNBA. Pero tengo que elegir lo mejor para mi carrera, me estoy alejando de la WNBA porque las franquicias no se acercan a lo que gano en Europa«. A lo que Jewell Loyd agregó «Si nos pagaran como debemos ser pagadas, muchas jugadoras no irían a Europa. Muchas juegan ahí por sus familias, por tener un dinero extra«
Por otro lado, la veterana Sue Bird comentó: «Iba a decir que es complicado, pero no lo es. Si nos vamos al inicio de todo, yo estuve en el comité ejecutivo que negoció el acuerdo colectivo de 2020. Pensé de inmediato que habían perdido la cabeza con esta propuesta. Pero lo que el público necesita entender es que la liga no estaba en una posición de negociar si la priorización no estaba incluida en el trato. El permiso de maternidad, las subvenciones familiares, volar en mejores condiciones, tener tu propia habitación en los viajes o los grandes aumentos en los salarios. Pasamos de un tope de 125.000 dólares a rondar los 230.000. Todo eso, sin la priorización, no habría sido posible. No estoy defendiéndolo, y lo digo desde una posición muy cómoda ahora mismo, pero hay que entender de cómo vino todo esto.«