«Segundas partes nunca fueron buenas», reza el mantra que Svetislav Pesic procurará no cumplir. A sus 72 años tomará el mando, por segunda vez, del seleccionado de Serbia (teniendo en cuenta que es el continuador del historial deportivo de Yugoslavia), tras el alejamiento en el puesto de Igor Kokoskov para formar parte del cuerpo técnico de Dallas Mavericks.
Sin dudas que Pesic es un histórico del básquetbol europeo y mundial. De inicios en la tarea como coach principal del Bosna Sarajevo a principios de la década del ’80, su pulso está marcado por algunos hitos de recuerdo muy firme para los amantes del baloncesto; fue el técnico de aquel maravilloso seleccionado juvenil de Yugoslavia, campeón en Bormio (Italia) en 1987, entre los que se encontraban Toni Kukoc, Dino Radja, Vlade Divac y Sasa Djordjevic, entre otros. También fue el entrenador de Alemania en su, hasta ahora, único título europeo en 1993, ganando la final en Munich ‘in extremis’ gracias a un doble y falta de Christian Welp ante una dura Rusia. Quizá el recuerdo más doloroso para los argentinos asociado al nacido en Novi Sad se remonte a 2002: con Pesic en el banco de suplentes, Yugoslavia venció en la final del Mundial a nuestro país, reteniendo así el trofeo ecuménico logrado cuatro años antes en Grecia.
Adicionalmente, Pesic cuenta con un particular récord: haber sido el entrenador de los primeros títulos importantes de tres instituciones distintas a nivel continental. Logró la Euroliga con Barcelona en la temporada 2002-2003, la Copa Korac con el Alba Berlin en la campaña 1994-1995, y también obtuvo la ya desaparecida Eurochallenge con el Girona en la 2006-2007.
Pesic, entrenador ya veterano, tendrá dos objetivos en lo inmediato: clasificar a Serbia al Mundial 2023 y repetir título con los suyos en el Eurobasket 2022, torneo que ya logró con Yugoslavia en 2001, en el torneo disputado en Turquía en donde venció al local en la definición.