En un nuevo especial de Expedición Albiceleste hablamos con Matías Ibarra, el jugador que pasó por varios equipos en nuestra liga nacional y fue bicampeón nacional con Peñarol de Mar del Plata en las ediciones 11/12 y 13/14. El nacido en Córdoba recordó sus años en Argentina (divididos en dos etapas), España y contó cómo lleva su vida actualmente en Italia, donde continuará jugando en la Serie C junto al Oderzo Basket.
«Lata» habló de lo que más extraña del país y de su provincia natal, donde no tuvo la oportunidad de jugar de manera profesional (lo hizo en sus años formativos, antes de debutar en Deportivo Roca en la 98/99). En cuanto a su futuro, aclaró que después de pensarlo mucho, cree que este será su último año como jugador, ya que su trabajo le requiere mucho tiempo: «Me costó mucho tomar la decisión, por primera vez lo pensé mucho, tuve que hablar con mi familia y ellos me impulsaron a seguir un año más».
Escuchá la charla completa con Matías Ibarra:
«Nosotros estamos instalados en la provincia de Treviso, en el norte de Italia, ya llevamos tres años, ya instalados definitivamente. Más que nada porque yo ya tengo mi vida laboral acá, sigo jugando y trabajo depende del sponsor del equipo donde juego. Pensaba la temporada que pasó retirarme, pero la pandemia me hizo terminar de un dia para otro, tuve tiempo para pensarlo, y con la familia y los amigos decidí jugar un año más, no se sabe cómo va a ser, cuando, pero ya tenemos fecha de pretemporada. Estoy de baja médica ahora, porque me saqué una placa del tobillo.
De esas me vinieron mil bromas, como el pibe de 40, muchos me decían en Italia me decían que si seguía Scola no me podía hacer el gato y tenía que seguir jugando. La verdad que costó un poco, al principio estaba muy bien con la familia. La verdad que no entrenar, no tener la obligación de ir a jugar los fines de semana, me sentía bárbaro, pero es verdad que cuando me dijeron pensé que tenía ganas de seguir jugando.
Yo me rompí el peroné hace cinco años y tenía que sacarme la placa dos años después y recién lo hice hoy. Hace tres años que vengo diciendo qeu voy a jugar la última temporada y que me voy a sacar la placa, creo que esta vez es definitivo, más que nada porque trabajar y jugar es difícil y el cuerpo me pasa factura. Los fines de semana, siendo que venís de trabajar de lunes a viernes, me está quitando mucho. Pasé mucho tiempo fuera de casa, ya es una cuestión de que por más que a uno le guste y tenga el fuego interno hay que decir basta. Me costó mucho tomar la decisión de jugar, involucré a mi familia, ellos me dijeron que les gustaba, y al final decidí que si, pero que sería la última.
A nivel profesional nunca jugué en Córdoba. En formativas pasé por Juniors, Atenas e Hindú. La verdad que volví a Córdoba sólo para los recesos. No tuve esa posibilidad y una vez que salís a la liga y empecé a girar por otro lado. Soy un cordobés trucho, hablo de la capital del básquet, porque me peleo con todos por eso, y tienen razón.
Fueron todos años increíbles para mi carrera, era un crecimiento continuo. Me fui como el juvenil que iba a rotar y que iba a ver si iba a poder estar en la Liga. Llegué y el base titular del equipo se rompió el tobillo apenas comienza la liga y se dieron un par de cosas, el otro base no estaba en condiciones y yo era el base del equipo. En dos meses que estaba en Hindú y pasé a ser el titular, nos fuimos al descenso, pero igual fue increíble. Ahí nos fuimos a Quilmes, con todo lo que eso significaba, tener al Huevo de entrenador, grandes extranjeros, los grandes nombres. El salto a Boca con todas las mejoras que eso implica, se vio un poco opacado por perder la final de la forma que lo hicimos. Me costó bastante recuperarme de ese golpe, era mi primer final. Tengo esos recuerdos, lindos, porque me ayudaron a tener un crecimiento y dar el salto a Europa, que era algo que tenía en la cabeza desde que pise la cancha como profesional. Épocas lindas, el nivel de la liga era tremendo. Yo no podía creer haber jugado la liga con ese nivel. Cuando me toca volver teníamos otra realidad, se volvía a jugar con extranjeros de nivel, muchos volvían de Europa, cuando me toca ir a peñarol agarré una bendición caída del cielo.
En esa época todavía no estaba todo tan globalizado y nos vendían que si queríamos jugar en Europa teníamos que estar al 2000%. Nos habían vendido que Europa era otro mundo, y yo me encontré que el argentino estaba a un nivel físico y técnico muy superior, y sobre todo con mucho carácter, que es lo que ellos buscaban. No me encontré con un cambio radical. Nosotros estábamos a un nivel muy alto, pero que en Argentina siempre se mira lo de afuera con otros ojos. En segunda división encontraba especialistas, que cobraban bien, pero el salto no fue una cosa muy grande. Después vino la crisis y hubo que irse. Nos dolió bastante dejar España. Por suerte tuvimos la fortuna, que nos encontraran la posibilidad de volver a Europa
El sueño era jugar en la Acb y cuando llegué no eran las mejores condiciones. El Alicante me dio la posibilidad de jugar con ellos, pero el club no estaba bien, y yo después me lesioné, fue una experiencia corta, pero puedo decir que estuve ahí, la verdad no tengo los mejores recuerdos. Sufríamos mucho, no aparecían los dirigentes, de ahí surge la oportunidad de volver a la Argentina. Viéndolo desde lejos hoy veo fotos o partidos, y me veo jugando contra el Real Madrid, y en ese momento uno no le toma valor. Nos pasó de llegar a entrenar y no tener aros, cosas que hoy no pasan.
No fue fácil mi llegada a Peñarol. En Quilmes había tenido tres años y tenía una relación muy fuerte con el club y la ciudad, ellos siempre me llamaron y me dijeron que cuando quiera volver y solo tenía que avisarles. El único año que no me llamaron, me llamaron desde Peñarol, no es que tuve que elegir entre uno u otro, no, surgió una posibilidad. Llegué a Peñarol y digo que viví con los dos clubes los mejores momentos de cada uno. Fui un afortunado de tener esa posibilidad. Quilmes en su momento me dio todo y fue lo mejor que me podía haber pasado. Peñarol me dio la oportunidad de salir campeón y también fue algo único. Adelante tenía a Facundo y lo pude disfrutar. Dos etapas distintas«.