En una nueva edición de «Triángulo & Dos», en el que se realizó un repaso por la larga lista de bases de primer nivel surgidos en el país, estuvo presente uno de los armadores más importantes de la historia del básquetbol argentino: Marcelo Milanesio.
El legendario portador de la #9 de Atenas nos acompañó a lo largo de 20 minutos repletos de conceptos acerca de su carrera tanto en Atenas como en la selección argentina, la importancia del desarrollo de los bases en el país y las diferencias entre el básquet de su época y el actual.
Sus inicios:
«Yo trabajé mucho en el tiro, en las categorías inferiores jugaba de base pero era un poco goleador. Después, cuando llegué a la liga, me transformé más en base, o sea trataba de hacer jugar más que en tirar pero siempre traté de tener gol. Cuando entrenaba, a parte de entrenar de base lo hacía también en todas las posiciones, me entrené para todo pero jugué solamente de base».
La formación de jugadores argentinos:
«En todas las posiciones sacamos jugadores buenos, muy buenos. Hemos tenido grandes ayuda base, que para mí fue el puesto más difícil del básquet argentino, porque yo siento que los ayuda base son los que más competencia tuvieron, más rivales de buenos jugadores tenían; en el puesto de base no había tantos quizás como sí en ayuda base. Pero para mí siempre tuvimos buenos jugadores en todas las posiciones y los bases hemos tenido la suerte de tener buenos torneos a nivel internacional pero para mí siempre salieron buenos en todas las posiciones, no es que los bases son un poquito distintos al resto. Para mí, Argentina es una cantera inagotable de grandes talentos».
Las diferencias en el juego entre su época y la actualidad:
«A mi entender, todo se puede trabajar. Hoy en día hoy te juega un Harden, que es goleador, un LeBron James, que ha sido un 3 que juega de base sin ningún problema. En la época mía casi todas las jugadas pasaban por el base. Tenía que tener la pelota cuando la llevaba en el momento justo cuando se producían las acciones de gol, como que tenía mucha participación en la jugada, en el juego y eso hacía que a la larga de tanta práctica te ibas formando en un mejor jugador y hacías mejor lo que tenías que hacer, pero porque estabas vos haciéndolas. Ahora ya no, hoy en día es como que el básquet se juega al pick a la bola y lo que genera ese pick. El juego pasa por ahí, antes no, antes tenías que hacer toda una jugada, que recibe tal para que salga el tirador y jugar al poste bajo; la jugada sobre los 30, la jugada sobre los 24. Me gusta más ese básquet, me gusta más el de Euroliga que el de NBA».
Sus referentes en el puesto de base:
«La verdad, los copié a todos. Yo era un persona a la que le gustaba entrenar solo, y en especial fuera de temporada o quedarme después de hora, y por muchos momentos quise ser Miguel Cortijo, Marcelo Ricchotti, Pichi Campana. De todos trataba de sacar algo, algún movimiento que me gustaba, un fundamento. Si tenía la suerte de ver por televisión alguna jugada linda después llevarla a cabo en una cancha. Y todo lo iba aprendiendo de acuerdo a lo que veía, y lo repetía mil veces hasta ver si lo podía incorporar en mi juego. Cualquier movimiento que me gustara yo lo trataba de incorporar a mi juego. Por ejemplo le copié una a Drazen Petrovic, él la hacía pasándola entre medio de las piernas con una mano y con la izquierda la traía, la hacía muchas veces y yo le agregué lo de hacerlo con una sola mano, pero es una jugada nada más, es un doble. Pero así, como esa jugada, entrené todas, porque para mí, mi concepto de jugador de básquet, como dijo Roberto DiVincenzo una vez: ‘El que más entrena es el que más suerte tiene’. El único secreto para mí fue entrenar mucho, repetir mucho, sacrificarme mucho, ponerle mucha pasión a lo que hacía. Yo tenía que ser el que más entrenaba, después a donde llegaba no sé, pero tenía que ser el que más entrenaba».
El desarrollo de su carrera:
«No es que yo me identifique con ese juego, es lo que me mandaban los entrenadores a hacer. Yo tengo partidos en los que la agarraba de aro a aro, venía a la carrera y la tiraba, así todo el partido, tengo varios así. Me acuerdo uno contra Ferro que perdíamos por 30 y lo dimos vuelta. Pero uno como jugador se adapta a los entrenadores que ha tenido, por suerte yo tuve grandes entrenadores. Uno no puede ir y jugar al estilo que uno quiere, yo me adaptaba a lo que ellos querían y la verdad creo que uno, Walter, uno de los grandes maestros que tuvo Atenas en sus comienzos, fue el Runcho Pratto. Él me inculcó el tema de manejar los tiempos, no apurarme especialmente de visitante, jugar sobre la hora, que si llegábamos a un final apretados lo que iban a estar nerviosos iban a ser ellos y no nosotros. Uno va teniendo diferente gente que lo va aconsejando y lo va formando. Hoy el básquet ha cambiado mucho, es cada vez más físico en el sentido de lo atlético, no es que haya más roce, no lo es porque si ves la NBA se jugaba mucho más duro que ahora, más físico, con faltas más fuerte. Pero creo que cada vez más atlético y eso hace que sea más de jugadas de uno contra uno, de jugada de pick a la bola, de jugadas de parejas en la que se saca una ventaja y se define. El básquet va hacia eso, lo que no entiendo, me cuesta aceptar y no sé por qué se eliminó tanto el juego interior, que yo era un poco fanático. Me parece que es un lugar donde se hace mucho daño, pero me parece que muchos jugadores podrían sacar mucha ventaja en el juego interior y veo que cada vez, por lo menos en la NBA, se usa menos, en Europa todavía se usa».
Cómo cambió el juego en las diferentes épocas:
«Son todos mucho más atléticos, hoy en día cualquier pívot está preparado, por eso para mí todo depende de las épocas. Si Diego Ossella naciera hoy capaz que se termina transformando en un tres o un cuatro terrible tirador, porque tenía buen tiro pero nunca entrenó para ser tirador porque entrenábamos para hacer otra cosa. Capaz que hoy nace Diego y la rompe de cuatro tirando de tres puntos, pero no entrenó eso, entonces va en cada uno en su época de acuerdo a las posibilidades que tenía. Hoy es mucho más atletismo, mucho más uno contra uno, mucho más romper. Y los que tienen esa chance, de tener buenas piernas, de poder hacerlo y encima con lectura sacan una gran ventaja. De hecho a Facundo (Campazzo) yo lo veo así. Fijate que en el Real Madrid le sacó el puesto a Llull y es increíble que el 80% de las acciones la pelota pasa por las manos de él, con todo lo que genera, con su velocidad y con su pick a la bola».
Qué le genera ver a Facundo Campazzo:
«Defiende como un animal, físicamente es un caballo. Rompe como yo nunca rompí. El tiro quizás lo tenía yo mejor que él aunque lo está progresando mucho y también está metiendo de tres puntos. Para mí sí, es uno de los mejores bases de Europa, sin lugar a dudas. No fue a la NBA pero va a ir y va a jugar muy bien cuando vaya, porque su juego para mí le favorece en todas esas situaciones de uno contra uno, aclarados, todo eso a él le favorece por sus piernas. Y creo que encima maduró muchísimo con el tema de manejar los tiempos, las pausas para hacer las cosas, entonces creo que cada vez más completo él y encima lo que más me gusta es que domina a todos los bases porque es como si se les metiera adentro, no los deja jugar, entonces es muy difícil jugar contra él, es como que los enrieda a cualquier rival. Si hay un partido a las 7 de la mañana y tengo que verlo yo prendo el televisor para verlo. Me encanta, lo sigo, lo admiro y estoy muy orgulloso de la manera que nos representa».
Cómo veía el juego cuando jugaba y ahora:
«Miro los partidos relajado y por momentos con ganas de tener la edad para poder estar ahí. Siempre miré básquet para aprender los movimientos de los jugadores, no sé por qué pero es lo que me llama más la atención cuando veo partidos. Si yo veo uno, miro las acciones que hacen los jugadores y cómo podría hacer yo para incorporar esas jugadas, siempre hago hincapié en eso. No sé como decirlo pero si veo que un tirador recibe, veo cómo resolvió y me queda grabado ese movimiento de cómo resolvió salir de la cortina, cómo manejó el contragolpe o ciertas situaciones que me quedaban grabadas y después que las veía las trataba de incorporar en mi juego. Es como que miraba eso, no el partido sino en cómo resolvía cada uno. Así sea un pívot, porque después trataba de enseñarle a mis compañeros cuando entrenaba. Trabajábamos con chicos, mismo con Fabri (Oberto) mucho poste bajo y trataba de decirle las cosas que leía de uno u otro, se lo trataba de transmitir».
Su estilo de juego, de los lujos a los recursos:
«El pase al tirador yo se lo daba bastante antes que él esté listo para tirar. Yo veía que tenía una mínima ventaja sobre su defensor y yo ya le daba el pase, si yo me demoraba un segundo el defensor llegaba. En el poste bajo, muchas jugadas de Walter y de Rubén que hicimos a lo largo de la historia se basaban en eso, entonces uno si lo practica todos los días de su vida, yo jugué 30 años y muchas jugadas que hacíamos se trasladaron a la selección también, es como que eso me facilitaba ese pase porque fue un trabajo que hice toda mi vida. Obviamente hay que saber hacerlo también, pero creo que en esas cosas es donde digo que el jugador se hace, yo no nací pasando la pelota. Cuando a mí me conoce Walter Garrone, yo estaba jugando un provincial en Marcos Juárez y las últimas pelotas las pasaba diez veces entre medio de las piernas, pasaba a un defensor y hacía jugadas todas lujosas; cuando llegué a Atenas lo primero que hizo fue retarme porque decía que jugaba muy bien pero sobraba, hacía cosas que no servían para el básquet, que servía lo mismo una bandeja que todo el firulete que yo hacía, y todas esas cosas las tenes que ir corrigiendo y cambiando con el tiempo. Aunque a mí me encantaba jugar así, pero cuando arrancó la liga se enojaban porque creían que sobraba, yo nunca lo hice por sobrar, me gustaba demostrar que podía hacer eso dentro de una cancha y a lo mejor era medio tribunero que me gustaba demostrar eso pero que después me lo fueron sacando y me fui transformando en un jugador más serio que hacía lo que había que hacer y nada más».
El aporte de los más experimentados:
«Para mí es mucho más provechoso sacarle a los jugadores que están en el momento. Toda la Generación Dorada y todo lo que viene después son los jugadores más referentes para transmitir algo. Yo creo que esos son los jugadores más importantes que pueden transmitir cómo se entrena en Europa, cómo se juegan las diferente situaciones, a dónde están, creo que son grandes ejemplos y es una lástima que no se los aproveche ya que los tenemos, nos dieron tanto y todavía nos pueden dar un poquito más dándonos sus experiencias. Simplemente contando cómo llegaron y qué es lo que hicieron, los sacrificios de alimentación, la parte física y algunos conceptos que puedan dar de su juego yo creo que es muy pero muy provechoso, la verdad que no se tendría que desaprovechar».
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