La frase exacta sería “vuelve a tener equipo para entrenar”, porque muchos se preguntaban si se había retirado Rubén Magnano (64 años) de la conducción técnica de un equipo de básquet. Es el entrenador que más títulos ganó con Atenas, quién dirigió a la Argentina que fue la campeona olímpica de Atenas 2004 y llevó a la selección de Brasil a un Juego Olímpico después de 16 años. “Fue una curiosidad que el contexto me daba como retirado cuando, en realidad, lo que no tenía era ofertas en esta temporada”, le comenzó a decir a Mundo D, mientras el entrenador recorría su casa y reafirmó: “Un colega tuyo se preguntó si no me seducía ninguna oferta, cuando en realidad no había seducción porque no había ofertas”.
–¿Qué condición debe darse para contratarte?
–Necesito un proyecto que me convenza en lo deportivo. Una institución que tenga claro cuáles son los objetivos que tiene y por qué me quiere contratar.
–¿Cuáles son esos objetivos?
–Que tenga una meta realmente importante dentro de su proyecto. En el caso de Uruguay eso me movilizó porque hace 32 años que no clasifica a un Mundial y ese es un desafío interesante. Algo similar me ocurrió con Brasil porque hacía 16 años que no clasificaba a un Juego Olímpico y el desafío que me puse fue hacer que el equipo clasifique. En Mar del Plata lo logramos siendo que había sólo dos lugares y fue realmente duro.
–¿Cómo ves a la Liga Nacional?
–Yo a la Liga la defiendo, por todo lo que generó. Pero realmente la veo muy mal. El sistema de competencia no me place. Capaz que por identificación con el sistema que a mí me tocó jugar tanto tiempo cuando se hacía jugar viernes o domingo, o circunstancialmente un miércoles. Pero ese sistema estaba en coherencia con el movimiento de una familia, de un trabajador. Hoy tu equipo puede jugar un lunes o un martes a las 22, y eso hace impensable para que esa gente pueda asistir a un partido.
–¿Y en cuanto a la conformación de los planteles?
–Hay personajes que sacan pecho diciendo que la Liga fue forjadora de una generación de jóvenes que logró cosas importantes para el país y hoy han instalado la incorporación irrestricta de jugadores extranjeros. Una Liga de desenvolvimiento adonde juegan extranjeros, así no se les da oportunidad a los nacionales.
–Han crecido las competencias de clubes dependientes de AdC (Asociación de Clubes). ¿Cómo lo ves?
–Se insertan competencias a la Liga Nacional, me animo a decir, atacando competencias federativas. Los dirigentes se están olvidando que el básquetbol asociativo es la madre de todo lo que pasa en este deporte, porque el chico primero va al club asociativo, no a la Liga Nacional. Las pueden calificar de quijotescas, o románticas, pero hay que sentarse a ver qué pasa en ese básquetbol y sin lugar a dudas en la célula, que es el club. Parece que hubiera una lucha de poder donde ponen en la picadora de carne la materia prima más importante que tenemos: jugadores y entrenadores.
–¿Crees que sucede lo mismo con los entrenadores?
–Ahora hay ingreso irrestricto para que vengan entrenadores de cualquier lugar del mundo. Cuando antes para venir a dirigir acá tenías que tener laureles importantes. Hay entrenadores argentinos en Chile, Ecuador, Colombia, Paraguay, Venezuela. Hay chicos dirigiendo en una cantidad de países que no sabemos. Nuestros entrenadores tienen un prestigio muy grande. En el único lugar adonde no tienen ese prestigio es acá. Realmente se los está maltratando. Son elementos puntuales para el crecimiento del básquetbol, los tres pilares son fundamentales: jugadores, entrenadores y dirigentes. Pido que se los escuchen.
–¿Es como que no hay diálogo?
–Está cerrado el diálogo. La Asociación de Clubes le cerró el diálogo a la comisión de entrenadores (Coditep). Le cerró las puertas. Están manejando el básquetbol como patrones de estancias. Pero esas personas no están porque sí, hay quienes las eligen.
–Muchos opinan que hay mucha competencia
–La competencia es una variable indispensable en el crecimiento. Pero se está atentando contra los personajes fundamentales de la competencia que son los jugadores. Es importante competir, pero sumamente importante entrenar para competir. No se pueden hacer grandes cambios solamente jugando. Es extremadamente difícil mostrar un producto consumible, entendiendo esto como equipos que jueguen bien. La competencia es importante, pero el tema es cómo se dosifica. Creo que hay una saturación.
–¿Eso atenta contra los jugadores?
–Se dice que hay chicos que llegan a jugar 100 partidos por año. Si eso es así, es una exageración. Es tan importante un buen entrenamiento como un buen reposo, una buena alimentación, una buena dosificación de minutos jugados. Si un chico juega en tres categorías 30 minutos no se le pueden pedir muchas variables porque no las va poder ejecutar. Perdura en el juego, pero no crece. El básquetbol hoy es muy intenso, muy físico, con mucha reactividad.
–Hay provincias que se quejan porque tienen 14 clubes en competencias nacionales, nueve en provinciales y la mayoría de los planteles tienen jugadores que viene de otras provincias.
–Deberíamos hacer también el análisis si porcentualmente la cantidad de jugadores, niños y jóvenes, creció como la cantidad de equipos y competencias que tiene esos equipos. Yo intuyo que hay menos jugadores que hace 10 años.
El objetivo charrúa está cerca
Uruguay está disputando la fase clasificatoria del Mundial de China 2019, que ahora se disputa con el mismo sistema del fútbol, con fechas Fiba, y aún quedan cuatro fechas en dos ventanas de competencias por disputarse.
–Hasta ahora los números y los resultados dan para ilusionarse y soñar con esa chance. Quedan cuatro partidos contra tres rivales, dos con Puerto Rico, Estados Unidos y México, y a México ya le ganaron.
–Sí, pero yo no me permito hacer esas cuentas. Como dicen en el barrio, los deberes los tenemos que hacer nosotros y jugar lo mejor posible para poder ganar. El más importante es el próximo juego ante Puerto Rico en Montevideo.
–¿Vas a vivir en Uruguay?
–No. Hemos compatibilizado viajar la cantidad de días que sean necesarios porque se debe parar la competencia local, convocar a los que están en el extranjero y tener unos días de entrenamientos para encarar los juegos.
–¿Cómo ves el básquet de Uruguay en esta época?
–Indudablemente, allá el primer deporte es el fútbol, el patrón que capta miradas y apetitos. Argentina por estructura deportiva, Brasil por número de jugadores, no por estructura, son superiores. Pero los uruguayos disfrazan todas esas desventajas con otras características. Su entrega, su lucha, su coraje, su sentido de pertenencia… son envidiables.
–Sobre todo en estas circunstancias en las que hay que poner el alma para clasificar.
–Es un factor sumamente importante, pero con eso solo no se gana. Hay que jugar bien. No es sencillo, pero hay talento. Lo imposible cuesta un poquito más, pero lo podemos lograr.
Nota: Enrique Lobos – Mundo D