El equipo de Santander no jugó bien, pero tuvo actitud y defensa para sobreponerse a un peligroso Chile. Fue 57 a 54.
La Selección tuvo un inicio opaco, que se extendería durante todo el primer tiempo, potenciado por la falta de efectividad (4-16 triples en el PT) y la confusión de intentar solucionar las falencias colectivas con soluciones individuales. Eso llevó a que los líderes forzaran (sobre todo Fjellerup, que tiró 2-12 en ese tramo) y que la visita aprovechara para ganar confianza y trasladar la presión. Así y todo, el equipo de Santander pudo irse al descanso arriba por 30 a 28, gracias a su muy buena defensa. Porque es justo resaltar que en ese apartado Argentina fue sólida y no trasladó su frustración de un costado a otro.
Tras el descanso, el escenario fue idéntico. Con el local compensando con actitud sus limitaciones (buen pasaje de Carvalho) y con Chile intentando sacar ventaja de ello, sin la claridad del día anterior (frente a Brasil), pero con Herrera y Haase dando la cara nuevamente. Así fueron palo y palo hasta el final del tercer chico, en una atmósfera de nerviosismo total.
Ya en el último, Argentina sacó una luz de siete con defensa, compromiso y Lema tomando el protagonismo y yendo para el aro con potencia. Restaban 4’51’’ cuando el equipo de Santander se puso 54 a 47. Y de ahí en adelante, solo anotó tres puntos más. Le costó horrores el cierre y sufrió la presión. Pero una vez más la gigantesca actitud maquilló todo lo malo. Y un doble de Fjellerup a falta de 25’’ liquidó la historia. El triple posterior de Arroyo se fue largo desatando un desahogo que fue interminable.
Fotos: Alejandra Ruiz
Nota: CABB