Destrabando el juego en el final, las chicas argentinas se impusieron a Nueva Zelanda por 60-52. Mañana, en octavos de final, cruzarán con el ganador de Letonia-Angola Argentina inició el partido que le bajaría la persiana a su fase de grupos, con las mismas cinco que lo hizo en los anteriores dos cotejos. Si bien el comienzo le costó, pasado el promedio niveló las acciones. En ese arranque, se vio rápidamente abajo 2-7, producto de un despliegue oceánico que lastimó hundiendo el balón en la pintura.
Del otro lado, nuestras chicas se mostraron estáticas, muy pendientes a lo que pudiese generar Florencia Chagas, y por consiguiente, y de manera inconsciente, le facilitaron las cosas a su adversario. Cuando la celeste y blanca ajustó en su costado del campo, el rival, a lo ya hecho, le sumó sacar el balón, o bien jugar con el reverso, pero al no mostrar tanta puntería, la situación favoreció a la escuadra criolla.
La Selección salió del letargo a base de explotar el uno contra uno, el cual, patentado por un buen pasaje de Rocío Cejas, y luego apuntalada por Sofía Acevedo, disimuló los problemas en ataque y le permitió a las nuestras llegar al segundo cuarto solo tres por debajo (13-16). Ya en ese periodo, la situación no cambió demasiado. Argentina siguió teniendo problemas al momento de atacar, y sin ser mucho más, las neozelandesas pudieron seguir alejándose en el electrónico.
La celeste y blanca continuó mostrando una quietud perjudicial al momento de hacer daño, y en su cilindro, un par de desajustes al seguir los cortes, sumado a no llegar a las tiradoras, hizo que quedaran 11 abajo en el punto medio del segmento (16-27). Sin lograr acertar de dos en todo ese pasaje (0/7), y viviendo exclusivamente del triple (3/10), la Selección, con más ganas que básquet, enderezó el rumbo defensivo, y por ello no solo frenó a su contrincante, sino que además consiguió llegar al descanso largo por una desventaja menor (23-31).
Con el regreso de zona de vestuarios Argentina mostró otro semblante. Más activa en ataque, no tardó en demostrar que su actitud sería diferente a la del primer tiempo. En solo un minuto, estableció un parcial de 5-0, que lo complementó un minuto y medio más tarde, con otro idéntico, y de esa manera, catapultarse al frente por 33-31. Cuando todo hacía suponer que llegaría el despegue de nuestras chicas, el trámite ingresó en una meseta donde la falta de eficacia lo afeó. Ninguno de los dos equipos pudo quebrar esa sequía, y con anotaciones a cuenta gotas, el cuarto se fue muriendo. La celeste y blanca corrió cuando pudo, le sacó provecho a Brenda Fontana en el poste, y por primera vez en la jornada, cerró un capitulo arriba (38-37).
Con todo por resolverse, los últimos diez minutos se definirían sobre el final. Ninguna de las dos escuadras logró sacarse ventaja por más de siete minutos. Fue una constante prestarse el liderazgo, hasta que a falta de 3:00, un doble de Chagas le dio una pequeña luz a las nuestras (50-47). Un par de ofensivas sucias le permitieron al adversario arrimarse a uno (50-49), y fue allí cuando una bomba de Sofía Acevedo, le entregó la llave a la Argentina para que comenzara a cerrar el match.
Ese triple (53-49), sumado a una buena defensa y una posterior bandeja de Chagas (55-49), puso a la Selección en una situación inmejorable, con tan solo 60 segundos por delante. Nueva Zelanda se desesperó y eso le jugó en contra. Encima, por no estar en penalización aún, debió dar tres faltas seguidas para mandar a las nuestras a la línea, acción que no desaprovechó Acevedo, contabilizando 4 de 4. Pese a meter un triple a la carrera, a las oceánicas no les alcanzó el tiempo para más, por lo que la celeste y blanca se quedó con la victoria por 60-52. Un par de minutos más tarde, y con el agónico triunfo de Hungría sobre España, 57-56, quedaron resueltas todas las ubicaciones de este grupo “C”.
Las dirigidas por Laura Cors concluyeron segundas, y mañana, en octavos de final, cruzarán con el vencedor del juego que están llevando adelante Letonia y Angola.
Fuente: Prensa CABB
Foto: FIBA