El base de Hispano Americano, Diego Ciorciari, contó todos los detalles de su lesión en UCU Radio y se refirió a la posibilidad de su retiro tras lo sucedido con el grave problema en su cervical.  Reviví la nota completa con audio.

«Me lesioné en el partido contra Peñarol en una jugada media tonta, en un pick and roll en un cambio donde yo quedó por delante de Ale Alloatti, me intentan dar el pase por arriba, yo salto la toco a la pelota como si la robara y en ese momento cuando caigo siento como que viene un avión y era el americano que reemplazaba a Mariano (Byró), se me cae arriba del cuello y eso hizo como una atracción para abajo, fue como un sandwich arriba de la cabeza. Ahí sentí un dolor muy fuerte, como una explosión a la altura del cuello bajando por el hombro, sentí un ardor insoportable y se me durmió directamente la zona, pensé que me había sacado el hombro. Me dolía el cuello, la cervical, desde donde termina el hombro para abajo. De ahí pedí que me saquen y fui caminando al vestuario porque no podía más y ahí inicio un poco todo. Después me hicieron unas pruebas de hombro no tenía nada, pensé que era la clavícula y tampoco y esto desencadeno en ir directo al hospital a hacerme una placa y después una resonancia y en ese momento como que se minimizó y a las 12 horas recuperé la sensibilidad en el hombro con algún dolor en el cuello, pero distinto no un dolor de un golpe si no sentí algo como nervioso«. 

«A los 3 días jugábamos con Comunicaciones (9 de febrero), un rival directo y era importante que jugara, yo estaba dolorido, pero en ese momento los jugadores somos animales  y queremos jugar. Jugué más de 20 minutos y tuvimos la suerte de ganar y ahí faltando 3 minutos para que termine el partido, me pegaron en la cabeza con la suerte de que resbala la mano pero no me comprime y ahí casi me tengo que ir, pero quedaba poco.  A partir de ahí empezó el problema, tenía un dolor insoportable al otro día y al siguiente no lo aguantaba más y al tercer día lloraba de dolor porque no había manera de estar parado, sentado ni acostado. El médico me dijo que tenía que ver a un neurocirujano por la lesión que tenía, se veía una artrosis cervical con alguna hernia y tenía que ver un especialista por el tema nervioso. Lo fui a ver esa misma tarde y ni bien vio la imagen me dijo esto es un cuento de terror, me dijo que tenía una cervical totalmente rectificada producto de la actividad y este golpe agravó o disparó una zona comprometida, ahí se me nubló todo y dije qué hago. Después de eso visité cinco neurocirujanos y ninguno me recomendó el deporte de alto rendimiento por la exigencia que tiene y porque iba a seguir dándole un esfuerzo a la cervical, que debería evitar porque uno la esfuerza con la actividad que hace día a día. Me dijeron que tenía que hacer una readaptación para evitar un futuro paso por un quirófano en una zona muy sensible de nuestro cuerpo. La situación pasó de ir a tomar un café con un doctor a una situación horrible, la peor de todas, la que no se sabe si voy a poder seguir jugando».

«Si no hubiera recibido este golpe posiblemente no me enteraba de este problema, es algo que se va degenerando por la actividad que tenemos los deportistas, que mientras no se dispara es algo cotidiano para cualquiera y más porque estamos acostumbrados a cualquier tipo de dolor. Me sirvió mucho la experiencia de los últimos años de Marcelo Richotti como jugador, que sufrió mucho de algo similar y tenía que decidir si seguir jugando o si comprometer su futura calidad de vida, porque nosotros terminamos de jugar a los 35, 40 años y después te quedan 40 años más de vida, que es cuando vos queres vivir, disfrutar o estar bien y de golpe no podes jugar ni un partido de fútbol con tu hijo, en ese momento no lo pensas pero después los años que te quedan si dios quiere son largos». 

«Es una situación horrible, pero pienso en lo positivo y si este golpe no me hubiera pasado por ahí el golpe podría haber sido más duro y de la cancha me iba a un quirófano y una operación de cervical no es lo mismo que una lesión cotidiana. Llevo casi diez días sin hacer nada y todavía tengo este dolor en el cuello y bajando para el hombro con adormecimiento en los dedos de la mano, que es lo menor, pero el golpe fue con suerte y es de la manera que lo quiero tomar para no pensar en que no soy más jugador«. 

«Llegué con todas las consultas de Buenos Aires a Santa Fe pensando en que podría jugar el próximo partido, es un trago amargo difícil de llevarlo. Es lo último que un jugador quiere escuchar por más que tengo 37 años y si esto te lo dicen a los 28 es un palazo y uno querría seguir jugando. Los médicos me dicen que si tuviera un golpe similar la próxima me sacarían en camilla y mirás a tu alrededor y es una decisión que tengo que tomar yo». 

«El club se está portando de la mejor manera posible, los chicos sufren más por vos que vos mismo. La noticia es un palazo, pero habrá que encontrar la manera de seguir vivo, hay cosas peores y por sobre todo está la salud y esto es un obstáculo muy grande que hay que superar. Por suerte me toca en una edad más grande, pero estaba bien en el equipo con Marcelo Richotti como DT o Mariano Aguilar, que te hace muy fácil las cosas, todo era perfecto para terminar un año increíble y de golpe pasan estas cosas«.

«Disfruté mi carrera, no tengo quejas llegué a Ferro con 16 años de la mano de Najnudel y Tolcachier sin saber que había una liga nacional y de golpe de jugar en Santa Fe estar con la Selección Argentina, jugar dos mundiales y conocer prácticamente el mundo hasta tener que jugar en Austria dos meses, cuando colapsó Ferro, para esperar que me vengan a ver de Europa para terminar jugando en Italia con 20 años, jugué en la LEB en la ACB con un ascenso a la LEB y luego volví para jugar en San Martín en Argentina y casi ganamos la Sudamericana. Transpiré mi carrera, me convertí en un armador y usé la ideología europea de hacer mejor a mis compañeros y por eso sigo jugando hasta hoy en el más alto nivel. Soy un agradecido de todo lo que tengo, de mi familia que son los que te sostienen en este momento».

«Yo venía el año pasado pensando en el retiro,  fue una temporada muy dura, renegamos mucho con un equipo con 4 extranjeros muy irregulares, dependíamos mucho de ellos si tenían ganas o no de jugar y eso me desgastó muchísimo y a la altura de nuestra carrera a uno le gusta que el equipo gane, pasarla bien en los viajes y eso el año pasado, a pesar de la organización del club, fue prácticamente imposible. Luego me llamó Marcelo (Richotti) para que juegue en Hispano y me dijo que iba a armar un equipo para dar pelea con jugadores conocidos y fui con una ilusión barbara. Siempre fui una persona lógica y sabía que no me quedaban 7 años de básquet, esta temporada la había encarado como la última, pero estaba todo tan bien que no lo había pensado. Esto es más una condición que una decisión«. 

«Uno de nuestros objetivos con el equipo es jugar bien de local y ganar, si hacemos eso estamos pensando en una buena posición. Yo me voy a sentir parte de ellos juegue o no hasta el último momento. Me despierto a las 7 de la mañana y no me duermo más, será un proceso lógico y normal, lo veo así y lo encargo así. Quiero volver a la ciudad y hablar con los chicos, verlos jugar un partido de local, verlos ganar y después despedirme y volver a la verdadera vida. Me fui a los 16 años de casa y ahora tengo casi 40, no servimos mucho para otras cosas y estamos acostumbrados a una vida maravillosa que es my difícil encontrar en otro rubros. Es difícil cuando te retiras entrar en otros rubros. Me encanta la parte táctica del básquet en los chicos, pero eso o ser asistente o entrenador significa agarrar la mochila y seguir viajando y así seguís condicionando a tu familia y ahora en medio de esta tormenta no es una opción, pero el tiempo pasa rápido, los hijos se van de la casa y después te volves a quedar solo. Me atrapa que algunos chicos que tengan condiciones de Santa Fe o en otros lados puedan jugar en una liga como jugué yo, en nuestra época de inicios eso no existía». 

Audio:

Foto: LNB.com.ar

Así lo expresó Diego en sus redes sociales: